lunes, 28 de enero de 2013

Primer acto de justicia por los compas en Campomar

Integrantes de la Agrupaciòn La Dignidad pintaron ese dìa este mural en las paredes de Campomar
"Interrumpir las labores ante el eventual hallazgo de restos óseos"

(AW) Integrantes de la "Comisión de Vecinos de Lanús por Memoria, Verdad y Justicia en Campomar" denunciaron durante una conferencia de prensa que en la fábrica textil Campomar de Valentín Alsina funcionó un centro clandestino de detención y tortura durante la última dictadura militar. Con el aval de la Justicia, hoy las instalaciones están siendo demolidas por Electroingeniería para llevar adelante un emprendimiento inmobiliario: proyecto "Nuevo Valentín Alsina", inaugurado por la presidenta de la Nación Cristina de Kirchner y el intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, a mediados de este año.

CAMPOMAR

La "Comisión de Vecinos de Lanús por Memoria, Verdad y Justicia en Campomar" se conformó a mediados de año y dio su tercera conferencia de prensa este lunes en el Hotel Bauen. Esta vez la convocatoria fue para denunciar que la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, "sin investigar y, a pesar de los testimonios, levantó la medida de no innovar y autorizó a Electroingeniería para que avance con las obras de demolición de la exfábrica textil Campomar", donde la empresa construirá un complejo urbanístico de torres.

Los vecinos se manifestaron indignados porque existen denuncias que en la textil funcionó un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE), por lo que la medida "es una burla para todos los familiares que aún buscan a sus seres queridos".

Exigen "una decisión política del gobierno nacional" para que la Justicia investigue "de verdad", a la vez que la Cámara "vuelva a dictar la medida de no innovar y que se inicie de inmediato una investigación con georadar, fósforo y todos los adelantos científicos existentes" en el predio a fin de establecer si hay enterramientos humanos.

El licenciado en Ciencias Antropológicas, Diego Aguirre, mencionó distintos métodos de investigación antropológica que podrían realizarse en el lugar, pero el Equipo Argentino de Antropología Forense aún no los efectuó.

La Comisión asegura que la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata "nunca investigó" y "sólo realizó una visita ocular en el baldío del predio, sin ingresar a los dos edificios centrales que aún quedan en pie". Por ello reclama una nueva investigación y "que se tome declaración a los testigos que ya fueron citados y que se difundan públicamente los pasos de la investigación".

Los testigos

Los testigos denunciaron que durante la última dictadura militar en la exfábrica textil Campomar, ubicada en la avenida Remedios de Escalada al 3300, Valentín Alsina, partido de Lanús, funcionó un CCDTyE. Al lugar ingresaban vehículos con personas armadas y bajaban helicópteros. Se escuchaban tiros y gritos provenientes del edificio.

Una profesora de Biología de la Escuela Media Nº 9, lindante con la exfábrica textil, mencionó que en 1979, mientras hacía una excursión de campo con sus alumnos, en el predio de Campomar encontró un cráneo humano con un agujero y manchado con sangre. Lo recogió y se lo llevó a la directora de la escuela, quien le ordenó que hiciera un informe y lo llevara a la Comisaría Tercera de Valentín Alsina. Allí le recibieron el cráneo y el informe.

Quien fue jefa de preceptores de la escuela mencionada, contó que en 1983 vio un cráneo semienterrado con un agujero en la región frontal. Hoy, tras haber estudiado y recibirse de perito balística, puede afirmar que se trataba de una calavera de tamaño chico, por lo que supone que se trataría de una mujer y que el orificio era producto de una bala.

Junto con la vicedirectora de la escuela, la jefa de preceptores también hizo la denuncia a la Comisaría Tercera pero no les quisieron dar una copia del documento.

La Cámara Federal de La Plata no solicitó esas pruebas a la institución policial.

La Comisaría Tercera está ubicada a tres cuadras de la textil y se probó que formó parte del "Circuito Camps".

Los sobrevivientes

Sin embargo, los mencionados testimonios eran insuficientes para que prosperara una investigación judicial. Era necesaria la declaración de sobrevivientes. Fue así que la Comisión de Vecinos dio con dos víctimas del terrorismo de Estado que fueron torturadas en la exfábrica Campomar. Uno de ellos sólo habló con los vecinos pero se niega a testimoniar en la causa pues "está muy atemorizado".

La segunda víctima es un obrero (se preserva su nombre para protegerlo) que relató su secuestro el 20 de diciembre de 1978 y su posterior traslado a la fábrica Campomar. Allí fue interrogado, torturado y sometido a simulacros de fusilamiento. El obrero tiene certeza del lugar pues trabajaba al lado de Campomar, enfrente de una fábrica de clavos y conocía los ruidos de las mismas. También pudo ver el sitio cuando se corrió su capucha.

Luego pasó por otros centros clandestinos, entre ellos la Comisaría Tercera. En 1980, recuperó la libertad tras la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El trabajador aportó su testimonio en "El Juicio de la Verdad", en 2011, y el 23 de octubre de este año lo ratificó y amplió en la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata.

Paralelo a la "Comisión de Vecinos de Lanús por Memoria, Verdad y Justicia en Campomar", trabaja en esta causa la "Comisión Provincial por la Memoria".

El 4 de septiembre de este año, esta última solicitó a la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata que se dicte una medida de no innovar a fin de impedir la demolición de la mencionada exfábrica Campomar. También presentó un recurso de "amicus curiae" (Amigos del Tribunal).

Recurso de "amicus curiae"

El recurso de "amicus curiae" presentado por la Comisión Provincial por la Memoria en el marco de la Causa Nº 2692/SU, sostiene que "en atención a las pruebas e indicios recabados hasta el momento, el predio de la exfábrica Campomar podría haber sido utilizado como CCDTyE en la última Dictadura Militar, hechos que constituyen -sin lugar a dudas- un asunto de interés público en la investigación de los hechos allí ocurridos y la averiguación de la verdad".

La presentación establece su interés en la resolución del caso, dada "la honda preocupación de que se permita que la empresa Electro Ingeniería S.A. prosiga con las obras de demolición de la ex fábrica Campomar, con el fin de construir un complejo urbanístico de torres, obstaculizando así el derecho que le asiste a todos familiares de las víctimas de los abusos del Estado ocurridos en la última dictadura cívico-militar, como así también a la sociedad en su conjunto, de conocer cuáles fueron las circunstancias relacionadas con la desaparición y/o detención ilegal ocurridas en dicho predio".

En atención a los argumentos expuestos, y "ante la posibilidad de que puedan hallarse prueba o indicios de que existió un centro clandestino de detención, fusilamiento y enterramiento de personas desaparecidas en dicho predio", la Comisión Provincial por la Memoria solicitó a la Cámara Federal de La Plata "que se amplíe el plazo de la medida de no innovar -por el tiempo que sea necesario- y se arbitren los mecanismos y medidas pertinentes a fin de determinar si la exfábrica Campomar fue un CCDTyE en la última Dictadura Militar".
 
Suspensión de la obra. Una inspección ocular externa

El 18 de octubre, la Cámara Federal resolvió hacer lugar a la solicitud de no innovar, suspendió la demolición por el plazo de 30 días y dio intervención al Equipo Argentino de Antropología Forense para que evalúe el terreno, los antecedentes probatorios recabados y en su caso establezca la necesidad de llevar adelante tareas de investigación de campo.

El 12 de octubre, el juez Leopoldo Schiffrin de la Cámara de La Plata hizo una inspección ocular en el predio de la fábrica. Miembros de la Comisión de Vecinos acercaron tres testigos al lugar, que manifestaron haber encontrado un esqueleto, dos cráneos, una picana y precintos para esposar las manos. Los vecinos solicitaron al juez que también hiciera una inspección ocular en el interior de la fábrica, pero el magistrado se negó.



"Interrumpir las labores ante el eventual hallazgo de restos óseos"

El 22 de noviembre, la Cámara revocó la medida de no innovar y autorizó a Electroingeniería para que avance con las obras de demolición de la fábrica, pero "antes de su iniciación deberá prestar declaración jurada ante esta Cámara de interrumpir las labores ante el eventual hallazgo de cualquier elemento sospechoso, que se pueda relacionar con restos óseos u objetos relacionados con el proceso de represión (de carácter policial o militar)". Además, "deberán dar noticias al Tribunal" de tales hallazgos.

Los integrantes de la Comisión de Vecinos de Lanús entienden que si se demuelen los dos edificios centrales, van a desaparecer pruebas y ello sería el fin de la investigación.



Emprendimiento inmobiliario "Nuevo Valentín Alsina"

El destino de la exfábrica textil Campomar es el proyecto "Nuevo Valentín Alsina", promovido por el Gobierno nacional y el intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez. El emprendimiento inmobiliario fue otorgado a la empresa constructora Deisar del Grupo Electroingeniería, ligado a Carlos Zannini, secretario legal y técnico de la Nación.

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El convenio para la construcción del complejo urbanístico fue firmado el 31 de mayo de este año. En la firma estuvieron presentes el intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, por parte de Electroingeniería el ingeniero Osvaldo Acosta (presidente), el ingeniero Gerardo Ferreyra (vicepresidente) y Eduardo Barbera por DEISAR. También participó el arquitecto Roberto Converti, de "Oficina Urbana", estudio que diseñó el proyecto.

A principio de julio pasado, en videoconferencia, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró oficialmente las obras, conjuntamente con Darío Díaz Pérez, Osvaldo Acosta, Gerardo Ferreyra y Eduardo Barbera, entre otros.

La exfábrica está ubicada en un predio de 5,8 hectáreas, donde se levantarán 2500 departamentos de uno, dos y tres ambientes, en edificios de trece pisos con espacios verdes y calles internas abiertas al tránsito vehicular. El emprendimiento se divide en tres áreas: residencial, comercial y espacio libre y comunitario, que proveerá a esta zona de más lugares al aire libre, recreativos y educativos.

En un predio de casi tres hectáreas, el Club Atlético Lanús levantará un complejo deportivo: una piscina olímpica climatizada, canchas de fútbol y básquet, además de gimnasios para diversas actividades.

Liliana Giambelluca


La historia y la propuesta de la Casa de la Memoria y Resistencia Jorge "Nono" Lizaso

“Un proyecto de vida de los años ’70”

Donde funcionó la Unidad Básica Combatientes Peronistas, en Vicente López, actores de la década del ’70 junto a jóvenes militantes ofrecen un recorrido por la casa para recuperar y transmitir la experiencia de participación política de aquellos años.

Imagen: Guadalupe Lombardo
 Por Alejandra Dandan


Detrás de la puerta, las paredes parecen congeladas en el tiempo. “Bienvenido General Perón”, proclama una lámina. “Evita. Vive en la memoria del pueblo”. Y entre pintadas con nombres de los primeros caídos de la larga pelea de los ’70, el blanco y negro del afiche con las multitudes de FAR y Montoneros convoca a Ezeiza “Junto a Perón”. Justo Pereira se detiene de pronto en la entrada de la casa. Este hombre, que para cuando todo esto era ruido y acción cambió su territorio de militancia por aquello de que “se milita donde se trabaja”, dice que tiene que empezar a hablar desde esta entrada. A contar desde acá la historia de lo que hasta 1975 fue la Unidad Básica Combatientes Peronistas, coordinadora zonal de la Regional 1 de la Juventud Peronista, ahora llamada Casa de la Memoria y Resistencia Jorge “Nono” Lizaso y a la que preparan como parte de un recorrido para jóvenes militantes o estudiantes. “La idea es empezar el recorrido de la casa por acá afuera”, dice Justo Pereira y mira alrededor. Los autos corren sobre avenida Mitre al 1900 en Vicente López. Un paso estratégico a Capital que articula ahora, como entonces, la zona norte del conurbano. “Después de los años ’40 empiezan a surgir en esta zona muchos talleres que dan al lugar un movimiento de trabajadores importantísimo”, se entusiasma. “Está Hidrófila Argentina, Editorial Abril, pinturas Alba, Colorín, muchas textiles, como Productex, Cofia, Sedalana. También Metalúrgica Tensa, Ford, Fundiciones Santini, astilleros Astarsa, Mestrina, Matarazzo. Una infraestructura que aglutinaba a muchos. En ese proceso se produce el ’45, cuando esa masa de trabajadores provoca una irrupción en la Patria y empiezan a tomar decisiones a través del peronismo. Esta Casa está involucrada en ese proceso: toda esa masa se ubicó en esta zona, llegó el ’55 y a pocas cuadras de acá se reúnen los compañeros que estaban planificando un alzamiento. En la calle Yrigoyen al 4500 estaba la casa de Horacio di Chiano y en ese lugar son secuestrados todos los concurrentes y trasladados a la comisaría 2 de Florida y de ahí los llevan a José León Suárez, donde son fusilados. Cinco fusilados de José León Suárez son de Vicente López”, indica y se pone a contar: los ferroviarios Nicolás Carranza y Francisco Gariboti, Carlos Lizaso, el portuario Vicente Rodríguez y el empleado de la Siam Mario Brión.

A la esquina de Mitre y Malaguer llega ahora Juan Grimald, grandote, formado en el gremio de la construcción, emigrado de la Coordinadora gremial de San Martín. Cae con el mate. Entre saludos, llegan otras tres compañeras. Una más grande, Teresa Meschiatti, ex detenida de La Perla, y Daniela Klun y Adriana Grandamarina, de La Cámpora Vicente López. Durante las próximas horas ellos describirán trayectorias comunes para pensarse en una misma historia: de la resistencia peronista y combativa, la JP, la Tendencia, Montoneros, los desaparecidos y La Cámpora.

La Casa de la Memoria Nono Lizaso se inauguró oficialmente en octubre del año pasado. Trabajó el equipo de arquitectos que proyectó la recuperación de la Escuela de Mecánica de la Armada. Reconstruyó el lugar con la espesura de lo que era. Preservó afiches con los puños levantados en “V” y pintadas, rascó paredes con manos de artista hasta encontrar viejos grabados que aún hielan algo dentro del cuerpo.

“Compañero Hugo Jaime. Presente”, lanza la pared más importante, en el salón, cruzando la entrada. Todavía puede verse hasta el pulso del aerosol. “El compañero Hugo Jaime trabajaba en una metalúrgica”, dice Pereira. “Muchos compañeros nuestros por su actividad sindical eran botoneados por la patronal, que estaba vinculada con las patotas como la Triple A. Este compañero muchas veces nos cubrió cuando íbamos a volantear en Ford, eran las siete de la mañana y tenías que tener seguridad porque salían los matones de adentro. Muchas veces nos bancó y nosotros a él. El un día sale del trabajo, va a tomar el colectivo y lo estaban esperando. Lo aprietan y en realidad lo matan a la salida del trabajo, en el año ’74. Era delegado, miembro de la agrupación Vallese de Metalúrgicos. Vino un compañero acá, no preguntó nada a nadie y pintó el nombre.”
Luche y vuelve

Abajo de ese repentino cuerpo presente, un banner muestra una foto con esa misma pared años atrás, la misma leyenda y como en un juego de espejos, o fantasmas, la fuerza de un salón lleno de gente. Grimald convida un mate y sintetiza en clave de luche y vuelve parte de esa historia. Año 1972, le ofrecen la casa al Nono Lizaso, parte de una reconocida familia en la zona de luchadores peronistas. El lugar estaba desocupado por un conflicto con el propietario que no lo podía alquilar. Ocupan la casa. Alrededor de las paredes levantaron contenciones de ladrillos por los tiempos de pelea. Hubo varios atentados en los años que siguieron, como enfrentamientos con la UOM. En la sala principal que hoy está vacía había una mesa, solían sentarse el Nono y su compañera, la “China” María del Carmen Núñez. Cada tanto aparecía Julio Troxler. Afuera había un parquecito. Se hacían peñas, ollas populares como durante la toma de la fábrica Matarazzo, que aparece retratada en otro banner. Entre los juegos corrían los hijos de los compañeros y hasta cuentan que para los carnavales alguno de los “jetones” que venía a ver al Nono salía enfurecido porque la China los recibía con agua.

Uno de los espacios más importantes era la enfermería. Todavía está el cubículo. Aprendían a poner inyecciones en naranjas. Recibían a los de Medicina del Trabajo: “Venían a hacer un apuntalamiento para reclamar por las condiciones de salubridad. Los médicos nos venían a explicar cómo pedir mejoras. Las fábricas eran un desastre. Ante esos conflictos se tomaban las fábricas, a veces las presiones eran mayores y había que fijarse dónde vivía el gerente para ir a visitarlo y decirle mire...”.

La casa tuvo dos etapas. La primera de 1972 a 1975. Luego hubo allanamientos, el paso a la clandestinidad, los desaparecidos y caídos que pueden verse en una innumerable cantidad de baldosas todavía sin nombres, en la entrada. En 1998 alguien vio un cartel de venta en la casa, arrancaron el candado y la ocuparon.
La segunda etapa

“Bueno, ese día era un domingo, entramos acá –dice Pereira– y nos encontramos que todo esto estaba tal cual lo habíamos dejado en el ’74.” Estaban las marcas, los afiches, dice Grimald: “Nada más que era todo un basural: había yuyos por todos lados, fierros tirados, cajones, todo lleno de calderas. Y yo encuentro una bolsa marinera grande llena de guantes blancos de gala, de esos que tienen los marinos”.

La casa estuvo ocupada por un marino retirado llamado Humberto Andrelo. La avanzada la hicieron dos hermanas de la resistencia, detrás se metieron pibes de todas las agrupaciones. “Pasan un par de días y viene Andrelo y no puede admitir la toma de la casa”, dice Grimald. “Intima al desalojo, no le dan pelota y ahí recurre a la cana. La cana viene con una patota de civiles y la patota de uniformados. Hete aquí, se armó un tole tole y ahí tienen intervención los judiciales. El secretario de judiciales zona norte consigue un fiscal y se ordena no innovar y paró la demolición, si no la casa la tiraban abajo.”

Arriba de un escritorio, en una carpeta, aparece la foto de Rodolfo Walsh. Al parecer, por acá pasó alguna vez porque era una de las paradas del compañero de su hija Victoria, Emilio Costa.

“El día del tole tole llegaron los medios, después salió la declaración de patrimonio histórico de la provincia de Buenos Aires. Había una chica que militaba en la agrupación Cullen, de la universidad; su papá era diputado provincial, Carmelo Gómez. Cuando lo vio le dijo: ‘Papá van a tirar la casa, tenés que hacer algo’. Carmelo hizo un proyecto de declaración, enseguida lo aprobaron por unanimidad el Concejo Deliberante y después las dos cámaras.”

Pereira se levanta. En el piso está el bronce con la leyenda de esa resolución. “En esta casa se pensó, se luchó, se soñó con la justicia social. Fue declarada monumento histórico, definitivamente incorporada al patrimonio histórico cultural de la Provincia de Buenos Aires por el decreto 4317 del ’98-’99. 5 de agosto del ’99.”

“A veces se mira y parece que esto empezó ayer pero fueron diez o doce años de lucha para conseguir este objetivo”, dice el grandote Grimald. “Redondeo: el objetivo de esta casa es trasmitir lo que ha sido un proyecto de vida de los años ’70 y, si bien tiene una pertenencia definida, fue un proyecto por un país mejor. Queremos trasmitir esto, pero no como un museo estático sino interactivo: a través de folletos, bibliografía y charlas fundamentalmente de lo que fueron la década del ’70, la militancia y la participación política. Seguimos pensando como entonces, eso no ha cambiando: en cierta medida somos actores de los ’70 participando nuevamente.”

miércoles, 23 de enero de 2013

Falleció la integrante de Madres de Plaza de Mayo de La Plata, Zulema Castro de Peña

La integrante de Madres de Plaza de Mayo de La Plata, Zulema Castro de Peña falleció en la ciudad de La Plata, donde vivía y desde donde luchó por la búsqueda de los desaparecidos durante la última dictadura, a partir del secuestro de sus dos hijos varones, Isidoro y Jesús Peña.
Los restos de Zulema Peña -que falleció este martes- serán cremados en el marco de una ceremonia íntima, según se informó hoy.

La dirigente de las Madres de Plaza de Mayo platense había dedicado su vida a la lucha por los Derechos Humanos, junto a su esposo, Isidoro Peña, fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en La Plata.

El disparador de aquel compromiso había sido la desaparición de sus hijos Jesús e Isidoro en el marco de los crímenes cometidos por el genocidio desatado por os militares a partir del 24 de marzo de 1976.

Jesús Peña era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y fue secuestrado el 26 de junio de 1978 en La Plata, en tanto su hermano, Isidoro, también militante del PRT-ERP, fue secuestrado el 10 de julio de 1978, en la Capital Federal.

En 1997 la tarea del Equipo Argentino de Antropología Forense permitió establecer que ambos militantes habían sido víctimas de uno de los denominados "vuelos de la muerte" tras haber estado detenidos en el centro clandestino El Olimpo.

A fin del año pasado la Municipalidad de La Plata colocó una de las "Baldosas por la Memoria" en la casa de la calle 9 Nº 131 entre 34 y 35, donde vivieron los Peña, en el marco de las señales urbanas para recordar a las víctimas platenses del terrorismo de Estado.

Durante una entrevista periodística al cumplirse 30 años del último golpe, Zulema Peña no dudó en señalar que se sentía "orgullosa" de sus hijos y que si hubiese tenido la oportunidad de volver a educarlos "volvería a hacerlo de la misma forma, con el abuelo y con el padre".