Honran a cubanos desaparecidos por dictadura militar argentina
La memoria de dos jóvenes diplomáticos cubanos asesinados y desaparecidos durante la última dictadura militar argentina fue exaltada hoy aquí con la colocación de una placa en el sitio donde fueron secuestrados hace 35 años.
La muerte fue el desmedido precio que Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández debieron pagar por ser representantes de la solidaridad y el ejemplo de la Revolución cubana, sostuvo la periodista Stella Calloni en la ceremonia, efectuada el porteño barrio de Belgrano.
Calloni recordó que a mediados de las década de 1970 varias misiones diplomáticas de la isla fueron víctimas de reiterados ataques de organizaciones terroristas afincadas en Miami, Estados Unidos, y lideradas por contrarrevolucionarios cubanos "que todavía hoy gozan de impunidad", denunció.
Subrayó que la conmemoración del 35 aniversario de la desaparición de Galañena Hernández y Cejas Arias plantea además un renovado desafío: hacer cuanto sea posible por conseguir la liberación de cinco luchadores antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos desde 1998.
Hay que luchar por la libertad de Fernando González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández y René González, porque hacerlo es también dar batalla por la dignidad y por la vida, enfatizó.
Por su parte, la directora ejecutiva del Instituto Espacio para la Memoria, Ana María Cariaga, dijo que la desaparición de los diplomáticos cubanos no resultó para nada casual.
Hechos como éste formaron parte de la política de terrorismo de Estado impuesta desde Washington para desarticular el movimiento revolucionario y una generación de jóvenes que había asumidos el compromiso de luchar por una sociedad más justa y que tenían como guía a la Revolución cubana, apuntó.
La placa conmemorativa colocada en la intersección de las calles La Pampa y Arribeños fue fundida semanas atrás en la sede de la Embajada de Cuba en esta capital por pioneros y jóvenes de la misión estatal cubana en Argentina e integrantes de la Asociación Barrios por la Memoria.
Por primera vez vamos a fundir artesanalmente, pero con mucho amor y respeto, un baldosón para perpetuar la memoria de dos ciudadanos extranjeros víctimas del genocidio que vivió Argentina tras el golpe del 24 de marzo de 1976, señaló entonces Mario Guiotto, integrante de esa organización.
El juicio seguido por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro de detención clandestino Automotores Orletti reconoció y acreditó que los dos diplomáticos cubanos fueron detenidos, torturados allí y luego desparecidos.
Como resultado del proceso, el Tribunal Oral Federal número Uno de esta capital condenó a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad al exgeneral Eduardo Cabanillas, quien fungiera como jefe del también llamado "Jardín".
Además, sancionó con 25 años de prisión a los exagentes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) Eduardo Rufo y Honorio Martínez, y con 20 años al exintegrante del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército Raúl Gulielminetti, apodado "mayor Guastavino".
La muerte fue el desmedido precio que Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández debieron pagar por ser representantes de la solidaridad y el ejemplo de la Revolución cubana, sostuvo la periodista Stella Calloni en la ceremonia, efectuada el porteño barrio de Belgrano.
Calloni recordó que a mediados de las década de 1970 varias misiones diplomáticas de la isla fueron víctimas de reiterados ataques de organizaciones terroristas afincadas en Miami, Estados Unidos, y lideradas por contrarrevolucionarios cubanos "que todavía hoy gozan de impunidad", denunció.
Subrayó que la conmemoración del 35 aniversario de la desaparición de Galañena Hernández y Cejas Arias plantea además un renovado desafío: hacer cuanto sea posible por conseguir la liberación de cinco luchadores antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos desde 1998.
Hay que luchar por la libertad de Fernando González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández y René González, porque hacerlo es también dar batalla por la dignidad y por la vida, enfatizó.
Por su parte, la directora ejecutiva del Instituto Espacio para la Memoria, Ana María Cariaga, dijo que la desaparición de los diplomáticos cubanos no resultó para nada casual.
Hechos como éste formaron parte de la política de terrorismo de Estado impuesta desde Washington para desarticular el movimiento revolucionario y una generación de jóvenes que había asumidos el compromiso de luchar por una sociedad más justa y que tenían como guía a la Revolución cubana, apuntó.
La placa conmemorativa colocada en la intersección de las calles La Pampa y Arribeños fue fundida semanas atrás en la sede de la Embajada de Cuba en esta capital por pioneros y jóvenes de la misión estatal cubana en Argentina e integrantes de la Asociación Barrios por la Memoria.
Por primera vez vamos a fundir artesanalmente, pero con mucho amor y respeto, un baldosón para perpetuar la memoria de dos ciudadanos extranjeros víctimas del genocidio que vivió Argentina tras el golpe del 24 de marzo de 1976, señaló entonces Mario Guiotto, integrante de esa organización.
El juicio seguido por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro de detención clandestino Automotores Orletti reconoció y acreditó que los dos diplomáticos cubanos fueron detenidos, torturados allí y luego desparecidos.
Como resultado del proceso, el Tribunal Oral Federal número Uno de esta capital condenó a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad al exgeneral Eduardo Cabanillas, quien fungiera como jefe del también llamado "Jardín".
Además, sancionó con 25 años de prisión a los exagentes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) Eduardo Rufo y Honorio Martínez, y con 20 años al exintegrante del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército Raúl Gulielminetti, apodado "mayor Guastavino".
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