Siempre.
Cada vez que hablo de vos o escribo algo de vos, la palabra
siempre se cuela en cada frase en cada renglón; y así la vamos a dejar, libre,
que pase y se establezca por dónde quiera. Hoy Pampa del alma mía, cumplirías
años, hoy haríamos un festejo de los que te gustaban, bien regados.
Estaríamos comentando los ecos de la marcha del 24 de marzo
¡¡qué grande l@s compañer@s!!... vos cantarías aquello de Vivan los compañeros. Siempre podías sumar una canción a todo, a la
alegría y a la tristeza... todo es mejor con música, porque así hay otro
elemento que socorre a la memoria.
Desde aquel año en que dejaste Franja Morada, desde esa
misma noche que anunciaste que te quedabas para siempre, no te fuiste nunca
más. En cada momento determinante de la vida y de la lucha, estabas Pampa. En
cada hecho, aparentemente imposible, estabas para hacerlo posible.
Hace unos pocos días, l@s compañer@s te llevaron corriendo
junto a Nora, Tito, el Zheide, el Osito, y otros compas, reclamando en un juzgado para poder encontrar
un pista, un hilo que seguir, para saber dónde y quiénes pudieron abrazarlos.
Como el abrazo este que se hizo letra y papel.
En estas fechas, ya sabés que se hacen homenajes, unos
sentidos, plenos, verdaderos, íntegros como vos, y otros que son para la
galería, para puestos, para acomodos... imagináte si alguien de estos últimos
te hubiera conocido!! Si hasta dijeron que fuiste peronista!!! Tranquilo,
corazón mío, donde sea, siempre aclaro, en el aire o en el agua, en el fuego o
en la tierra, que fuiste un erpiano, un perro,
de la cabeza a los pies, que parecías crecer con sólo decir PRT-ERP....
si supieran cómo vivías esa impronta guevarista cada día.
Y acá, a tantos años seguís, con la contundencia aquella que
te quedabas para siempre. Te conocen, y
te quieren -¿cómo no quererte?- compañer@s que sólo vieron tu foto. Y yo
recorro tus imágenes a lo largo de estos años, y siempre estás Pampa, en el lugar
de los amores y las ilusiones, en el lugar de los agradecimientos y de las
honras... Mi hijo lleva tu nombre, y te
quiso también y tanto como las nenas, a quienes cuidaste desde la cuna de
colores que disputabas con el Zheide, hasta hacer una gasolinera para que no
les faltara nada y, que el Partido no se enterara.
Estuviste en cada momento que ahondó la vida, estuviste en
cada lucha, en cada combate, y seguís estando Pampa, y seguirás en las calles,
en los pequeños triunfos y en los grandes sueños, porque si no, entonces, no
serían posibles.
La promesa sigue en pie, vamos a cambiar el mundo, y, te necesitamos como siempre, sos de los
imprescindibles
Turca (Andrea Benites-Dumont)
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