Un justo homenaje
Por Gustavo Veiga
Silvio Sember, el hermano mayor del homenajeado, no esperaba semejante reconocimiento. Desde ayer, la pileta de natación del Instituto especial docente Emilia y Manuel Patiño de Lomas de Zamora lleva el nombre de Gregorio “Guyo” Sember, un profesor de educación física y deportista desaparecido, cuatro años menor que él.
“Este homenaje hubiera sido impensado hace unos años. Por eso quedé impactado. Indica que todo cambió con los juicios contra la impunidad. Guyo era un pibe de barrio, un justiciero, alguien con una gran sensibilidad social”, dijo Sember durante el acto.
A Sember, como a miles de jóvenes víctimas del terrorismo de Estado, lo secuestraron en el barrio de Colegiales el 30 de mayo de 1976. Tenía 23 años y el grupo de tareas que invadió su casa se lo llevó por “averiguación de antecedentes”, como les dijeron a sus padres. Guyo estuvo apenas un par de días en la Superintendencia de Seguridad Federal, aunque después su rastro se perdió para siempre. Nadie que sobrevivió a los centros clandestinos de detención pudo aportar datos.
Silvio viajó desde Barcelona –donde reside– para acompañar el homenaje. Su familia, asentada en Temperley, participaba en el Ateneo Israelita Argentino (AIA) de Lomas. Guyo integró su equipo de nadadores y se distinguió entre quienes competían en la Federación Sureña de Natación, donde ganó varios premios.
Al momento de su desaparición, Guyo trabajaba en el proyecto de un libro sobre educación física infantil. Una pileta como las que él tanto disfrutó ahora llevará su nombre. Es un acto de merecida justicia a su memoria.
Por Gustavo Veiga
Silvio Sember, el hermano mayor del homenajeado, no esperaba semejante reconocimiento. Desde ayer, la pileta de natación del Instituto especial docente Emilia y Manuel Patiño de Lomas de Zamora lleva el nombre de Gregorio “Guyo” Sember, un profesor de educación física y deportista desaparecido, cuatro años menor que él.
“Este homenaje hubiera sido impensado hace unos años. Por eso quedé impactado. Indica que todo cambió con los juicios contra la impunidad. Guyo era un pibe de barrio, un justiciero, alguien con una gran sensibilidad social”, dijo Sember durante el acto.
A Sember, como a miles de jóvenes víctimas del terrorismo de Estado, lo secuestraron en el barrio de Colegiales el 30 de mayo de 1976. Tenía 23 años y el grupo de tareas que invadió su casa se lo llevó por “averiguación de antecedentes”, como les dijeron a sus padres. Guyo estuvo apenas un par de días en la Superintendencia de Seguridad Federal, aunque después su rastro se perdió para siempre. Nadie que sobrevivió a los centros clandestinos de detención pudo aportar datos.
Silvio viajó desde Barcelona –donde reside– para acompañar el homenaje. Su familia, asentada en Temperley, participaba en el Ateneo Israelita Argentino (AIA) de Lomas. Guyo integró su equipo de nadadores y se distinguió entre quienes competían en la Federación Sureña de Natación, donde ganó varios premios.
Al momento de su desaparición, Guyo trabajaba en el proyecto de un libro sobre educación física infantil. Una pileta como las que él tanto disfrutó ahora llevará su nombre. Es un acto de merecida justicia a su memoria.
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