jueves, 9 de julio de 2015

“Pirucha”, la Madre que cantaba ópera y que no dejó de buscar a su hijo

Amneris Perusin Favero murió esta semana. Fue una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo La Plata. Su hijo Daniel Omar Favero, poeta y responsable de la JUP de esa ciudad, está desaparecido desde 1977. Los policías que participaron del secuestro fueron condenados, pero el caso de Daniel aún no llegó al juicio oral. Historia de una luchadora.

Las primeras reuniones de las Madres eran discretas, y se hacían en bares marginales o algún departamento vacío. En esas reuniones, Amneris Perusín de Favero cantaba. “Eso cuentan sus compañeras. Era su verdadera pasión”, dice en una conversación telefónica con Infojus Noticias Claudia Favero, la mayor de sus tres hijos. “Pirucha”, como todos conocían a Amneris, era una talentosa cantante de ópera y Madre de Plaza de Mayo de la primera hora en La Plata, Amneris Perusin Favero. Daniel Omar Favero, poeta y responsable de la Juventud Universitaria Peronista, está desaparecido desde el 24 de junio de 1977, cuando lo secuestró una patota de la policía bonaerense de Ramón Camps. El domingo pasado murió: uno de sus sobrinos hizo el anuncio público en un posteo de Facebook del centro cultural que lleva el nombre de su hijo, Daniel Omar Favero. Amneris tenía 89 años y estaba enferma de Alzheimer.

“Esta mañana tiene los bolsillos vacíos, manos blancas y heladas, suspiros y veredas, bocacalles-soldados y una lluvia llorando la ceguera del cielo”. (Poema de Daniel Favero).

Amneris nació en 1925 en la ciudad de Tres Arroyos en el seno de una familia politizada: sus tíos habían participado de luchas obreras, su abuelo Justo Nicolás era militante radical en tiempos de los conservadores y había estado preso. Pero aunque ella y sus dos hermanas vivían en una casa de ideas progresistas, sentía que no era valorada como mujer. “Ella era muy de vanguardia como mujer, con una polenta especial para defender a su géner2o”, recuerda Claudia Favero, su hija. Por eso, con sólo veinte años, convenció a sus hermanas y se mudaron a La Plata, donde estaba viviendo su padre. En la actualidad, la casa familiar de Tres Arroyos aloja un centro cultural llamado La Casona.

Las tres mujeres consiguieron trabajo en el prestigioso Teatro Argentino de la capital provincial. Amneris y Emilse entraron en coro. Aída en la administración. Ella estudio canto lírico –llegaría a ser una cantante exitosa en la ciudad- y se las arregló para seducir a su futuro esposo, Omar, que también integraba el coro. “A ella le gustaba, le parecía lindo, inteligente, muy informado. En los descansos del ensayo llevaba crucigramas, se acercaba y le decía ‘Favero, mire cuál es ésta, la vertical’”, recuerda Claudia, uno de los tres hijos que nacieron de aquél amor. Como luna de miel, mucho antes que los atravesara la violencia política, los recién casados viajaron a Bariloche en moto. En el Facebook del Centro Cultural Daniel Favero-fundado por familiares y amigos del militante el 29 de marzo de 2001-, y en el personal de Claudia, hay fotos en blanco y negro que documentan ese pasado. “A veces peleaban, también, porque los dos tenían personalidades fuertes. Mi papá no era machista, pero sí un poco autoritario. Y ella siempre defendió su autonomía”, agrega la hija mayor de la pareja.

Cuando sobrevino la dictadura, Omar discutió muchas veces con Daniel –que tenía 19 años y era responsable en la facultad de Humanidades de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), sobre la peligrosidad de los militares. Pero Daniel, que tocaba la guitarra, el piano y escribía poemas, le respondía “que estaba preparado”.

 

“Peleo porque tengo madre, padre, hermanos, y multitud de labios familiares al grito que reproduzco y amo y soy, como la música del aire entre las hojas del mundo, entre las almas”.(Poema de Daniel Favero).

En febrero de 1977, fueron secuestrados Claudia y Luis –el menor de los hermanos, militante del Partido Comunista-. Estuvieron cautivos diez días en los chupaderos del circuito Camps: Brigada de Investigaciones, Destacamento de Arana, Comisaría 5ta, y otra vez Arana, antes de ser liberados. “Pero a quién estaban buscando era a Daniel, nosotros éramos el señuelo. Mi mamá estuvo muy mal, con tratamiento psiquiátrico, no pudo soportar eso”.

El 24 de junio, pasada la medianoche, una patota de la Brigada de Investigaciones de La Plata que integraban los ya condenados Raúl Machuca, Julio Argüello y Mario Zita, irrumpieron en el departamento que ocupaban Daniel Favero y su pareja María Paula Álvarez en la calle 57 y se los llevaron. Nunca más se supo de ellos. “Yosospecho que hizo algo para no sobrevivir”, estima Claudia. Daniel escribió un poema premonitorio.

“El enemigo vino a buscarme a esta casa por orden del Señor, amo de este castillo que se cae en pedazos. Mandó su policía; fieras domesticadas que no saben por qué. Los que no saben nada, con mordazas y esposas; no me dejaron ver las paredes, los muebles ni tu fotografía… y era la última vez... y de un golpe me echaron hacia no sé dónde”. (Poema de Daniel Favero).

Aunque los policías que participaron del secuestro fueron condenados, el caso de Daniel aún no llegó al juicio oral. En 2002, cuando aún regían las leyes de impunidad, el fiscal Félix Crous lo llevó a Comodoro Py porque tenía mucha información para intentar probar la inconstitucionalidad de las normas. El año pasado –luego de un letargo en capital federal- volvió al TOF 1 de La Plata que preside Carlos Rozanski.

En el 1978, la fundadora de Madres de Plaza de Mayo en La Plata, Adelina Alaye, tocó el timbre de la familia Favero. “La invitó a participar de Madres. Ella tenía miedo de lo que nos pudiera pasar a nosotros, que nos volvieran a buscar. Pero finalmente en familia decidimos que tenía que ir”, dice Claudia. Muy amiga de Chicha Mariani y de Adelina, Amneris no era sin embargo una de las voces públicas de la organización.

En 1984, Claudia, Luis y la familia Favero denunciaron en la Conadep y en todos los estrados judiciales que pudieron la desaparición de su hijo. “Habíamos estado en silencio mucho tiempo”, recuerda Claudia.

Aún después de la desaparición de su hijo, Amneris siguió presentándose en el Teatro Argentino. Protagonizó las óperas más conocidas: Otello, Madame Bauttefly, Aída. En los últimos años, Amneris enfermó de Alzheimer. Comenzó a perder la conciencia, y en chispazos alucinatorios comenzó a viajar al pasado. “Siempre había que adivinar a quién había encarnado”, recuerda Claudia. En sus lagunas, la mujer volvía siempre a pasados placenteros, donde aún Daniel no había sido el blanco de la policía: a su infancia en Tres Arroyos, por ejemplo.

“Su familia sufrió mucho su enfermedad, pero pasó algo extraordinario con ella: le devolvió a Daniel vivo. Lo que luchó lo luchó antes, y lo hizo a su manera”, concluyó Claudia.Y agregó su madre se fue muy en paz..

LB/RA