jueves, 22 de diciembre de 2011

Se suicida Fortunato Curima, testigo en el juicio Causa Goya

Goya, Corrientes, 20 de diciembre de 2011

La Asociación ME.DE.H.S. (MEMORIA DERECHOS HUMANOS Y SOLIDARIDAD) de Goya comunica con hondo pesar que en el día de ayer (19 de diciembre de 2011), puso fin a su vida en Paraje Aguaí Departamento de Perugorría , Fortunato Curimá, quien había sido testigo en el Juicio por delitos de lesa humanidad de la Causa Panetta o Causa Goya.

Fortunato Curimá, un humilde campesino, quien participaba de las Ligas Agrarias en busca de mejores condiciones de comercialización para la producción del tabaco y a través de ello la búsqueda de una vida más digna, fue detenido en 1977 por fuerzas policiales y del ejército y trasladado clandestinamente al Club Hípico de Goya, donde sufrió graves torturas, luego fue llevado a distintas cárceles del país y tras varios años de cautiverio liberado en la ciudad de La Plata.
La tortura y malos tratos dejaron marcas profundas en su cuerpo y en su alma, incluso perdió a su familia y sus bienes, tal lo refirió cuando el Tribunal Oral  Federal le tomó testimonio en el mes de julio en el salón parroquial de Perugorría ya que su estado físico no le permitía trasladarse a Goya y además estaba afectado su corazón y su ánimo por un estado depresivo.

Finalmente optó por poner fin a su vida.
Ante este hecho ME.DE.H.S. expresa su profundo dolor y llama a la reflexión sobre las secuelas traumáticas de la represión ilegal en muchas víctimas de la dictadura militar y hace votos para que nunca más el estado de derecho sea usurpado por un gobierno dictatorial como el que impuso como método de control y represión el terrorismo de estado.
POR MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA, FORTUNATO CURIMA, PRESENTE AHORA Y SIEMPRE.

                                                  COMISION DIRECTIVA ME.DE.H.S. GOYA

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Identifican los restos de dos personas desaparecidas

Se trata de Cecilia Rotemberg y Tomás Adolfo Paredes. Es en el marco de las actuaciones, encabezadas por el juez Horacio Cattani, por la búsqueda de la verdad y destino final de desaparecidos durante el último gobierno militar

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, dictó el 22 de noviembre de este año, las resoluciones nros. 30 y 31/11-P, mediante las cuales formalizó la identificación de dos personas que se encontraban desaparecidas. Una de ellas fue identificada mediante un cotejo dactiloscópico y la otra por confronte genético entre muestras óseas y sanguíneas, por lo que en este caso se ordenó la entrega de sus restos a los familiares. Dispuso también el Tribunal, la extracción de testimonios para su remisión al Juzgado Federal N° 3 de la Capital Federal, donde tramita la causa nro. 14.216/03 “Suárez Mason, Carlos G. y otros s/homicidio…”, por tratarse de ilícitos cometidos en la jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército de esta ciudad.

Una de las personas identificada resultó ser Cecilia Rotemberg. Nacida en Capital Federal, tenía 21 años de edad al momento de su deceso y era ex alumna del Liceo franco-argentino Jean Mermoz.

Fue secuestrada el día 2 de enero de 1977 en Isidro Casanova, Provincia de Buenos Aires. Su cuerpo fue encontrado el día 5 de febrero de 1977 en la intersección de las calles Cotagaita y Juramento, de la localidad de San Justo, junto al del ciudadano español Manuel Coley Robles (identificado en el año 2009 por este Tribunal). Ambos habían sido inhumados como “N.N.” en el Cementerio Municipal de Villegas, Partido de La Matanza.

Entre  los esqueletos del citado cementerio que fueron exhumados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en los años 2006 y 2007, se encontraba el de Cecilia Rotemberg, con impactos de proyectiles de arma de fuego en su cuerpo.

Los estudios genéticos realizados por los laboratorios “The Bode Technology Group Inc.” (E.E.U.U.) y “L.I.D.M.O.” de la ciudad de Córdoba, complementaron los estudios antropológicos y resultaron concluyentes para efectuar la referida identificación.

La otra persona identificada es Tomás Adolfo Paredes. Al momento de su secuestro, ocurrido el 7 de mayo de 1976 en Capital Federal, tenía 47 años de edad.

Las gestiones efectuadas por esta Cámara permitieron localizar el expediente que tramitó en el entonces Juzgado Penal N° 6 de La Plata, iniciado el 8 de mayo de 1976, por el hallazgo de un cuerpo sin identificar en un descampado de Cañuelas, Provincia de Buenos Aires.

Los restos del “N.N. masculino” fueron inhumados en el cementerio de esa localidad, y la sepultura fue reutilizada sucesivamente en los años 1980 y 2006, por lo que no fue posible su recuperación.

Sin embargo, las huellas dactilares que oportunamente se obtuvieron de la persona encontrada sin vida, se remitieron a los archivos de Policía Federal Argentina, circunstancia que permitió cotejarlas con las huellas dactiloscópicas de la ficha de Tomás Adolfo Paredes, obrante en el Registro Nacional de las Personas, con resultado positivo.

Teniendo en cuenta estos últimos resultados, las tareas emprendidas por este Tribunal, en el marco de la “búsqueda de la verdad”, tendientes a determinar el destino de personas "desaparecidas" durante el período 1976/1983, permitieron hasta el momento, lograr 233 identificaciones, con entrega de restos en 202 casos.

Buenos Aires, 16 de diciembre de 2011.

Hace trece años se plantó un árbol en su memoria Gualeguaychú

Participaron integrantes de Madres de Plaza Gualeguaychú.
 
Este sábado en la plaza Manuel Belgrano, frente al espinillo que plantó Don Orlando Raffo hace trece años en honor a su hijo Lito, se desarolló un homenaje a quien fue detenido el 3 de marzo de 1977 -en su domicilio de la Capital Federal- por fuerzas Conjuntas de Seguridad y desaparecido. La distinción fue organizada por los miembros del Centro de Estudiantes de Gualeguaychú en Buenos Aires (Cegeba) y consistió en el descubrimiento y la bendición de una placa ubicada junto al espinillo que Don Raffo plantó en Plaza Belgrano. “No sé cómo expresarles mi agradecimiento a los chicos que vinieron con esta propuesta de hacer una placa. Es demasiado grande lo que han hecho por nosotros. Al arbolito que tengo acá atrás, que fue plantado pensando en Lito, lo dedico a todos los desaparecidos”, expresó el padre ante un importante número de personas, entre las cuales se encontraba el intendente Juan José Bahillo El momento de mayor emoción se vivió cuando Don Raffo se acercó pausada y dificultosamente al micrófono para agradecer por este gran gesto de amor. No hubo un rostro del que no brotaran lágrimas. “Mi corazón late muy fuerte porque no esperaba tanta cantidad de gente y tanta juventud. Recordar a “Lito” a través de este árbol me conmueve inmensamente”.

“No se cómo expresarles mi agradecimiento a los chicos que vinieron con esta propuesta de hacer una placa. Es demasiado grande lo que han hecho por nosotros. Al arbolito que tengo acá atrás, que fue plantado pensando en Lito, lo dedico a todos los desaparecidos”.

El acto contó con un importante número de amigos, familiares, vecinos y jóvenes; destacándose la presencia de los padres de Lito, Don Orlando de 86 años y Doña Lola de 89. También estuvieron presentes integrantes de Madres de Plaza Gualeguaychú.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Un lugar para José Santiago

La  albergará los restos de un estudiante desaparecido

La Universidad Nacional de Río Cuarto aprobó resguardar los restos de José Santiago “Pocho” Amato, a pedido de su familia, hasta que la Justicia autorice su cremación. “La idea es hacer visible al conjunto de los desaparecidos”, dijo el rector Ruiz.

Los restos de José Santiago Amato, secuestrado y asesinado por la dictadura, permanecerán en la Universidad Nacional de Río Cuarto, donde Amato fue alumno. Es inédita la resolución del Consejo Superior de la UNRC, que dio lugar al pedido de Leticia Amato, hermana de José, para que los restos del estudiante sean cuidados por la universidad hasta tanto la Justicia permita su cremación, lo que, en definitiva, ha decidido la familia. “Acompañamos humanitariamente, desde el abrazo, el pedido de la familia de José Santiago, en un compromiso afectivo con ellos –dijo el rector de la UNRC, Marcelo Ruiz–. Es un gesto simbólico y un acto educativo. En nombre de José, la idea es hacer visible al conjunto de los desaparecidos.”

Nacido en Río Cuarto en septiembre de 1954, José Santiago “Pocho” Amato fue estudiante de Medicina Veterinaria de la UNRC entre 1973 y 1975, al tiempo que militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Ante la represión que encabezó en la provincia el gobierno del interventor y brigadier José Lacabanne, el joven se marchó a Buenos Aires. Ya en 1976, Amato fue secuestrado en el partido bonaerense de Berazategui y asesinado el 31 de enero de ese año, cuando tenía 22 años.

Su cuerpo fue hallado en Munro, en 1984, junto a otros siete militantes asesinados, y todos fueron enterrados en una fosa común en el cementerio de Vicente López. Recién en noviembre de este año, a partir de los estudios de ADN realizados por el Equipo de Antropología Forense, pudo establecerse su identidad. Al fin, una resolución judicial estableció que la familia tomara posesión de los restos. Sin embargo, aún no los han autorizado a realizar su cremación, cosa que ya han decidido. Hasta entonces, los Amato le confiarán a la UNRC el cuidado de los restos de José.

Para ello, Leticia Amato, hermana de Pocho, escribió una carta dirigida al rector de la UNRC, Marcelo Ruiz, pidiéndole que los restos de su hermano permanecieran en el campus de la universidad. “Mi hermano tuvo un profundo cariño por esta universidad, y siempre la sentía junto al pueblo como una instancia liberadora. Por esta razón sería un orgullo y un honor que sus restos pudiesen descansar en este predio”, anotó Leticia. Su nota fue acompañada por el texto “José Santiago Amato: Crónica de un estudiante”, escrito por Juan Muzzolón, amigo y compañero de militancia de Amato.

El Consejo Superior de la UNRC resolvió esta semana, por unanimidad, aceptar la solicitud de los Amato. “Desde la universidad hoy hay una política de hacer visibles las marcas de la dictadura –le dijo a Página/12 el rector Marcelo Ruiz–. En nuestro caso no tenemos aún una reconstrucción histórica de esta etapa, y en eso estamos, haciéndolo con distintos tipos de registros.” Ruiz también destacó el trabajo de docentes de la universidad en el vínculo con la familia Amato. La idea es “hacer visible en la persona de José a todos los desaparecidos y muertos por la dictadura militar argentina –dijo–. La figura perversa del desaparecido fue la creación del horror de la dictadura. Ponerlo en palabra, volver a nombrar a José, es continuar con la tarea de las organizaciones de derechos humanos de poner en palabra donde existía el hueco del horror”.

Los restos de José Santiago Amato serán entregados a la Universidad de Río Cuarto el próximo martes, en un acto que encabezará el rector Ruiz y que contará con la presencia del profesor Guillermo Ashworth, representante de la UNRC en la Comisión Municipal por la Memoria, y familiares y amigos de los Amato. Los restos del estudiante permanecerán junto a un monolito en el patio de la Facultad de Agronomía y Veterinaria.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El recuerdo de Adriana Calvo

Por Santiago, Martina y Teresa Laborde *

No fue lo que se dice un amor, ni de regalar sonrisas. Era más bien justa.

Nunca fue un cascabel de alegría ni de simpatía, sino franca y recta como una viga.

Se le notaba a una cuadra su parecer. No podía, ni quería evitarlo. No le importaba.

Incisiva, y directa. Racional, lúcida y resolutiva.

De fácil gritar. Su carácter puede adjudicárselo al ser la única mujer, y la más chica de seis hijos que tuvieron mis abuelos. Cinco hermanos varones la criaron y cuentan los tíos que fue una pésima arquera de los dos a los diez años.

Y ahí, en esa anécdota familiar, la vemos casi irreconocible. Porque es una de las pocas veces que asiente, resignada. Uno de los pocos lugares de su vida, donde tuvo que aceptar la situación sin discutir ni chistar. Y aun con sus sesenta y dos lo recordaba con un dejo de fastidio intravenoso. De hecho, les adjudicaba a sus cinco hermanos varones el luchar contra cualquier injusticia desde niña.

De estar a gusto entre muchos, de encontrarse laboralmente en las ciencias duras y exactas, la física.

De luchar con los medios porosos, titular de cátedra, pero al mismo tiempo, todo al mismo tiempo y con toda su alma completándose en lo social. Su esencia, su vida.

La de luchar y dedicarse de cuerpo entero –por haberlo puesto– (a sus treinta años), a conseguir ver en las sombras hasta el último responsable del genocidio que supimos conseguir como país.

Y lo cumplió, trabajando hasta dos días antes de su muerte, con planillas Excel, donde figuraban los nombres de los genocidas, distribuidos por campos de concentración.

Y esas planillas son hoy documentos que sirven en los juicios a los genocidas.

Lo mismo que su testimonio.

Y no sólo se comprometía con las violaciones de los derechos humanos de ayer, sino con las actuales. Participaba en cada repudio donde el Estado violara un derecho. Mamá había estado por última vez en la plaza el día que mataron a Mariano Ferreyra. Esa tarde salimos de la quimioterapia y era imposible para cualquiera hacer alguna actividad después de estar cuatro horas recibiendo quimio.

La dejaban planchada. Pero esa tarde, volviendo del hospital, escuchamos la noticia por la radio y se puso a llorar desconsoladamente, puteaba a los cuatro vientos y me pidió que igual la llevara a la plaza que “tenía que estar”. Y la llevé, y se sostuvo de pie, sólo de bronca no más creo yo.

Daba la sensación de que las injusticias en este país le daban una fuerza interna para activar, movilizar y movilizarse.

Se está cumpliendo el primer año de su fallecimiento, y sus hijos, sus nietos, sus hermanos, familiares, amigos y compañeros te admiramos porque vos mejor que nadie honraste la vida. La tuya, la de los 30 mil detenidos desaparecidos y la de todos los que se comprometen a que este país sea más justo.

Porque como bien nos repetías hasta el hartazgo, “los malos ganan si los buenos no hacemos nada para impedirlo”.


Te extrañamos Mamá. Muchísimo.

* Hijos de Adriana Calvo, ex titular de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, fallecida el 12 de diciembre de 2010.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Identificaron los restos de tres hermanos desaparecidos

Se trata de los hermanos Armando Ruperto, Edgardo Buenaventura y Dardo César Torres, quienes fueron secuestrados de sus domicilios entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre de 1976.

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, dictó el 10 de noviembre de este año, la resolución nro. 29/11-P, mediante la cual formalizó la identificación de tres personas que se encontraban desaparecidas y ordenó la entrega de sus restos a los familiares.

Asimismo dispuso el Tribunal, la extracción de testimonios para su remisión al Juzgado Federal nro. 3 de la Capital Federal, donde tramita la causa nro. 14.216/03 “Suárez Mason, Carlos G. y otros s/homicidio…”, por tratarse de ilícitos cometidos en la jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército de esta ciudad.

Se trata de un conjunto de esqueletos que fueron exhumados de distintos cementerios de la Provincia de Buenos Aires entre los años 1983/1985 y remitidos a la Asesoría Pericial de La Plata para su identificación, la que no se pudo determinar en ningún caso.

 Todos ellos fueron recuperados por orden de este Tribunal entre los años 2002 y 2007, tarea que llevó a cabo el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Los restos óseos de estas tres personas fueron encontrados en el Cementerio Municipal de Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires. Los estudios genéticos realizados por los laboratorios “The Bode Technology Group Inc.” (E.E.U.U.) y L.I.D.M.O. de la ciudad de Córdoba, complementaron los estudios antropológicos y resultaron concluyentes para efectuar las referidas identificaciones.

En esta ocasión, se trata de tres hermanos: Armando Ruperto, Edgardo Buenaventura y Dardo César Torres. Todos ellos fueron secuestrados de sus domicilios entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre de 1976.

Los hermanos Torres trabajaban en la Química Mebomar, en Esteban Echeverría, Provincia de Buenos Aires, y formaban parte de su Comisión Gremial Interna. Eran oriundos de la localidad de Mojones Norte, Provincia de Entre Ríos. Al momento de producirse sus secuestros, Armando tenía 23 años de edad, Dardo 28  y Edgardo 31.

Las constancias documentales reunidas permiten tener por acreditado, que el día 24 de diciembre de 1976, fueron hallados los cuerpos sin vida de nueve personas de sexo masculino en Larroque y Camino Negro, Banfield, que posteriormente fueron inhumados como “N.N.” en el Cementerio Municipal de Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires.

Cabe recordar que las tareas emprendidas por este Tribunal permitieron hasta el momento, lograr 231 identificaciones, con entrega de restos en 201 casos.

martes, 6 de diciembre de 2011

El Bebe D'Alessio: Un homenaje para “romper el silencio”

Con una baldosa y un documental recordaron a José Luis D'Alessio, El Bebe
 
Su hija Malena, familiares, compañeros de militancia y organismos de derechos humanos colocaron ayer sobre Tucumán al 1900 una baldosa que recuerda que José Luis D’Alessio fue secuestrado el 27 de enero de 1977.
“Aquí vivió José Luis D’Alessio, El Bebe, militante popular”, dice la placa.
 
Por Ailín Bullentini

José Luis D’Alessio vivió en Tucumán 1981 hasta sus veintitantos. Para entonces, El Bebe estudiaba Derecho en la Universidad Nacional de Buenos Aires y recorría los pasillos de esa facultad y los de Filosofía y Letras montado en la militancia juvenil de los ’70. Había llegado a ella a través del comunismo, luego el peronismo de la JP y después Montoneros. Se convirtió en un “responsable” de aquella agrupación y renunció a ella cuando las cosas ya estaban complicadas, pero nunca abandonó el país. Su única hija, Malena D’Alessio, tenía poco más de dos años cuando recibió el último beso de su papá, el día que el Ejército se lo llevó secuestrado. Ayer, ella, su familia y algunos compañeros de su propia militancia y de la de su padre colocaron en la vereda de la calle Tucumán una baldosa que recuerda que el 27 de enero de 1977 fue el día en que José Luis se convirtió en uno de los 30 mil desaparecidos que dejó como saldo la última dictadura. “Mucha gente me decía que esto era bueno para cerrar una etapa, que era como un entierro. Para mí es todo lo contrario. Este homenaje es un desentierro de mi viejo y un comienzo distinto desde este lado, de los que estamos en el camino de la reconstrucción”, comentó Malena.

La baldosa, realizada junto con la agrupación Barrios por la Memoria y Justicia, tomó posición en esa vereda del barrio porteño de Balvanera a media tarde de ayer y tras la proyección, en plena calle, de un documental que Malena realizó sobre la vida de su padre. El abrazo final entre la muchacha, su tío Alfredo y su abuela Sofía, la parte más sólida del núcleo familiar paterno que la cantante de Actitud María Marta siempre tuvo a su lado, fue el cierre emocional del breve homenaje que realizaron al Bebe junto a amigos, militantes, vecinos y la presencia de organismos de derechos humanos como Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Hijos y Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas. Luego llegó la música para “festejar la vida”, dijo Malena, de su banda, de la murga uruguaya Falta y Resto y de Los Negros de Miércoles, que rescatan la cultura peruana.

“Durante toda la vida tuve como causa rescatar a mi viejo del olvido social, familiar, y en lo personal. Sentía que a mi viejo se lo había tragado la tierra y que si yo no hacía algo iba a quedar encerrado en las catacumbas del olvido, sepultado junto a toda aquella generación”, remarcó la integrante de la agrupación Hijos, cuando el ruido del cincel y la maza haciendo lugar en el cemento de la vereda dejaron de oírse.

Malena canalizó ese “deber hacer” en un documental que desanda la vida de su padre desde la voz de tan solo algunos pocos testimonios, el de aquellos que lo conocieron bien de cerca, desde adentro. Alfredo y Sofía, su familia de sangre; Néstor “Tito” Bolomo, Susana García y algunos otros que integraron su familia militante; Yenny, a quien eligió para construir su propia familia y con quien tuvo a Malena; Silvio Schnek y otros trabajadores de la Comisión de Seguridad e Higiene de Astilleros Astarsa, sus hijos de la militancia. “Durante muchos años no pudimos en mi familia hablar de mi viejo. El documental y la baldosa es romper ese trauma que nos costó tanto: el silencio, el no poder hablar”, concluyó.

Las voces describieron a un tipo bueno, fuerte y solidario. “Un abrazo de él era inolvidable, dejaba marca y daba la protección que para muchos fue indispensable en los tiempos más duros”, destacó Schnek. Desconfiado del poder. Corajudo y tenaz. “Siempre rechazaba todo aquello que llegara desde arriba sin pasar por el debate o la discusión colectiva”, destacó Susana, quien hace muchos años vive en España. Fiel a sus amigos, a sus principios y a sus responsabilidades. “Ya se había ido de Montoneros. Ya hablaba de nuestro peligro y nuestra derrota. Y sin embargo, no se fue del país para no abandonar a aquellos que dependían políticamente de él”, describió Tito, su “mejor amigo”, en el audiovisual.

El 27 de enero de 1977 tenía una cita con una trabajadora de Astarsa a la que nunca llegó. Cuando sonó el timbre ese día en Tucumán 1981, Sofía encontró a su hijo menor “acompañado de un soldado con un fusil”, recordó la abuela en la charla compartida con su nieta reproducida ayer sobre aquella misma calle. Hoy cumple 102 años y ayer fue la primera vez que pudo dejar una flor al lado del nombre que recuerda a su hijo menor. “Seguramente se creyó derrotado y quiso saludarte, Malena”, intentó, en la misma situación, Alfredo, quien fue secuestrado junto al Bebe y permaneció detenido junto con él en el centro clandestino del Pozo de Quilmes. A él lo largaron una semana después. “Me dijo que te diera un beso. Y ésa fue su despedida”, cerró entre lágrimas.

“Tras 35 años, el Bebe tiene la misma vigencia y valor que tenía para nosotros entonces: la certeza de que existen hombres que no se negocian, que actúan por el solo hecho de sostener con lealtad su propia palabra, incluso en la soledad de sus últimos momentos –definió Tito con la vista puesta en la baldosa, rodeado de tantos otros compañeros de aquellos años en que lo perdió para siempre–. José Luis nos fue leal hasta el último momento y no nos delató. Yo le debo la vida.”

lunes, 5 de diciembre de 2011

Honran a Julio Castro con guardapolvos blancos

El periodista y maestro uruguayo desaparecido en 1977, habia fundado el Frente Amplio y la revista Marcha

Con el tradicional uniforme de trabajo de los maestros, y fotos de Castro, los participantes intercalaron momentos de silencio con espontáneos aplausos y pedidos de justicia. Sus restos fueron identificados esta semana tras ser excavados en un cuartel.

Cientos de personas se concentraron en una plaza céntrica de Montevideo para rendir homenaje al maestro rural y periodista Raúl Castro asesinado durante la dictadura, tras el reciente hallazgo de sus restos. Con guardapolvos blancos, el tradicional uniforme de trabajo de los maestros, y fotos de Castro, los participantes intercalaron momentos de silencio con espontáneos aplausos y algunos cánticos que pedían justicia, en medio de emotivos abrazos entre familiares de desaparecidos.

“Tengo sentimientos encontrados, por un lado tranquilidad de encontrar un cuerpo, cerrar parte del círculo e iniciar el duelo, pero por otro una indignación muy grande porque el hallazgo es la corroboración de que la Comisión para la Paz dio datos falsos”, dijo Roberto Castro, nieto del maestro asesinado, que participó en la concentración. La Comisión para la Paz, instalada por el gobierno de Jorge Batlle, había llegado a la conclusión de que los restos de Julio Castro ya no estaban en el Batallón 14. Además de ese dato erróneo, la investigación afirmó que Castro murió como consecuencia de las torturas a las que fue sometido. No obstante, tras identificarse el cuerpo, fuentes judiciales informaron que Castro había sido ejecutado.

Los restos fueron hallados el 21 de octubre en el Batallón 14, en el Departamento de Canelones, 45 kilómetros al norte de Montevideo, a 1,40 metro de profundidad en una fosa excavada en la roca y rellena de cal.

Además del anuncio de la identidad de los huesos, el jueves se conoció un informe de una Junta Médica Forense designada por el Poder Judicial, que concluyó que la causa más probable de muerte es el disparo de arma de fuego a nivel craneal, según el comunicado difundido por la Suprema Corte de Justicia. La Comisión para la Paz en su informe de 2003 elaborado en base a testimonios, muchos de ellos anónimos, había señalado que el docente fue sometido a torturas a consecuencia de las cuales falleciera, el 3 de agosto de 1977. La Comisión para la Paz había concluido que los restos de Castro fueron exhumados, incinerados y arrojados al Río de la Plata en 1984, en el marco de la llamada “Operación Zanahoria”.

La Operación Zanahoria, que se habría llevado a cabo a fines de la dictadura, consistió en exhumar los cadáveres de los desaparecidos de los cementerios clandestinos, volver a enterrarlos de pie y plantar árboles encima para dificultar una posible búsqueda.

Se va a continuar la búsqueda de restos de desaparecidos en el Batallón 14. En 2005, tras la llegada al poder de la izquierda, se iniciaron excavaciones en predios militares y otros terrenos que llevaron al hallazgo de los restos de Fernando Miranda y Ubagesner Chávez Sosa, dos militantes comunistas desaparecidos.

Durante el régimen militar en el país sudamericano desaparecieron más de 200 opositores, la mayoría en Argentina en el marco del Plan Cóndor. El secretario de la Presidencia, Alberto Breccia, dijo que el caso del maestro Julio Castro cambia relativamente el panorama respecto de la teoría de muertes durante la dictadura. Si bien Breccia aclaró que todavía no hay una confirmación certera sobre cómo murió Castro, la teoría más firme es que fue ejecutado. “El caso nos estaría enfrentando al primer desaparecido que no habría muerto, como lo venía diciendo el discurso: porque ‘se les fue la mano’.” El secretario de la Presidencia explicó que el caso de Castro “podría estar indicando que, por lo menos, esto no siempre fue así”. Por el contrario, dijo que el caso vendría a corroborar que también existieron ejecuciones. “Al menos genera esa sensación y nos enfrenta a ese tipo de interrogantes e hipótesis, puede haber otros desaparecidos muertos en estas condiciones y no por excesos en las torturas”, aseguró. No obstante, acotó que el caso cambia relativamente el panorama porque ya se sabía que se habían producido fusilamientos, la diferencia es que se trataría del primer desaparecido en estas condiciones. Otro antecedente de ejecución sumaria fue el caso de los fusilados de Soca, con la salvedad de que ellos nunca estuvieron desaparecidos, sino que fueron entregados a sus familias.