martes, 5 de noviembre de 2013

Grávidas Mariposas de Chile: Las mujeres asesinadas por Pinochet que tenían un hijo en sus vientres

“GRÁVIDAS MARIPOSAS DE CHILE”: Homenaje a las mujeres detenidas desaparecidas que tenían un hijo en sus vientres.

1.- Reinalda Pereira Plaza
2.- Michelle Peña Herreros
3.- Cecilia Miguelina Bojanic Abad
4.- Gloria Ester Lagos Nilsson
5.- Elizabeth Rekas Urra
6.- Gloria Ximena Delard Cabezas
7.- Jacqueline Drouilly Yurich
8.- Maria Cecilia Labrin Sazo
9.- Nalvia Rosa Mena Alvarado



Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de estos abusos. Entre los reportajes y programas especiales que se desarrollaron en el marco de los 40 años del golpe militar de 1973 se echó de menos uno: el que diera cuenta de los niños que fueron asesinados y desaparecidos durante los 17 años de dictadura. No existe ninguna razón política, militar o de Estado que explique o justifique la muerte de un niño. Qué decir sobre los casos de aquellos niños que todavía dentro del vientre materno o sólo con meses fueron hechos desaparecer junto a sus padres.

Quienes aún se empeñan en seguir justificando todos sus ‘excesos’ con el prefabricado Plan Z y el fantasmal ejército guerrillero, debieran decirnos -porque seguramente tienen respuesta- si estas mujeres eran un peligro para la seguridad nacional o eran agentes del comunismo internacional y por eso fueron asesinadas.

La verdad es que no parece posible encontrar una sola razón que justifique el peor de los crímenes que es matar a una madre y a un ser indefenso, con toda la vida por delante. Estos hechos, un poco dejados de lado en este recuento periodístico de los 40 años, son una mancha vergonzosa en la historia y la conciencia colectiva de Chile.

Cuando se abordan estos hechos es posible entender de mejor manera la cultura de respeto y de adoración que se le da en el campo y en los sectores rurales de todo nuestro territorio a la muerte de un niño indefenso, donde se reparte el dolor entre todos los miembros de un pueblo, porque no es posible que tanto sufrimiento lo carguen sólo sus madres y padres. Por eso, el dolor de la muerte de todas estas madres y los niños muertos por la dictadura es una carga que debemos aprender a llevarla todos los chilenos.

Si la ayuda y la salvación han de llegar sólo puede ser a través de los niños. Porque los niños son los creadores de la humanidad. Los niños son la esperanza del mundo, y ellos se encargarán que los hijos de sus hijos, no hagan repetir estas historias de horror y terror que enloda y ensucia de sangre la historia de Chile.

Felipe Henríquez Ordenes – @PipeHenriquezO

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